miércoles, 17 de octubre de 2012

17 de octubre. Día de la Lealtad

  Lo primero y fundamental que tenemos que pensar, es que fue el día en que los trabajadores argentinos empezaron a escribir la historia. Y el día que el pueblo trabajador demostró su lealtad a su líder.

  Ahora empecemos a contar un poco esos sucesos históricos. Perón había sido arrestado en la madrugada del 13 de octubre de 1945, lo llevaron a la isla Martín García, que era un presidio naval, lo que significaba estar preso de sus peores enemigos en las fuerzas. Lo que había sucedido es que Farrel sucumbió a las poderosas presiones de la oligarquía, de las fuerzas foráneas (como la embajada de Estados Unidos), de los partidos políticos  y de los enemigos de Perón en el ejercito. Lo que después se convertiría en la unión democrática. Con la excusa de que Perón sufría un enfermedad pulmonar es llevado el 17 de octubre, al rededor de las 6 y 30 de la mañana, al Hospital Militar Central, de la calle Luís María Campos, de la ciudad de Buenos Aires.

  Desde el arresto hasta el 17 de octubre, los obreros tuvieron diferentes reuniones, preocupados por como seguiría su destino, pensando si perderían las conquistas logradas. En diferentes debates, con sindicalistas mas conservadores encontra de la huelga y otros mas combatientes a favor, gana esta última y se declara la huelga: " La confederación General del Trabajo, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener, y considerando que estas  se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro general en todo el país por el termino de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora"

  Al parecer el pueblo no espero hasta el 18 de octubre y salio el mismo 17. La policía informo a las 7 de la mañana, que se empezaba a ver pequeños y medianos grupos de personas que venían de la provincia de Buenos Aires. Mientras iba pasando el día cada vez eran más numerosos los grupos, que se concentraban para venir a la capital, hasta que tuvieron que subir el Puente Pueyrredón. Es asombroso como se cuenta las historias de las personas que al pasar eso, se tiraban al Riachuelo para pasarlo, algunos solo con algunas tablas, otros con pequeños botes. Mas tarde se volvió a levantar el puente. Se dice que tomaron el tranvía, los trenes, usaron todos los medios que tenían a mano para llegar. Y cuando empezó a pasar esto, ya era imposible detener el 17 de octubre. También hay que aclarar que al principio la mayoría de las personas se dirigieron al Hospital Militar y después fueron a la Plaza de Mayo.

  Arturo Jauretche recuerda:"En esa mañana del 17 de octubre vino a verme un dirigente de Lanús, Pedro Arnaldo, obrero de la construcción, artesano especialista en chimeneas de casas-habitaciones. Serian las 9 y 30 de la mañana. Entra y me dice:- Doctor,  nos venimos todos al centro. - ¿Quiénes?- Nosotros, todos, los obreros, los bolicheros, la gente del barrio, los maestros de escuela, todo el barrio se viene al centro. Porque  ya no hay más radicales, no hay más conservadores, no hay más socialistas. Hay peronistas. La gente esta con Perón y no hay más remedio. O Perón o la oligarquía. ¿Que hago, doctor?-. Le dije:-!Agarrá la bandera y ponete al frente!... Así empezó esa marcha increíble, gente  que vino desde la Plata, columnas que venían a pie, desde todos los ángulos.... Pedro Arnaldi, que movía treinta votos en Gerli, paso el puente Pueyrredón con su bandera al frente de diez mil almas.. " Y en todas las provincias se producía el mismo fenómeno. Aquello era el enfrentamiento entre la Argentina desconocida y la Argentina conocida.. El 17 de octubre fue el Fuenteovejuna, nadie y todos lo hicieron."

  Leopoldo Marechal recuerda:" Me llegó desde el Oeste un rumor como de multitudes que avanzaban gritando y cantando por la calle Rivadavia (donde yo vivía); el rumor fue creciendo y agigantándose, hasta que reconocí primero la música de una canción popular y en seguida, su letra:'Yo te daré/ te daré, patria hermosa/ te daré una cosa/ una cosa que empieza con P/ Perooooón'. Y aquel Perón resonaba periódicamente como un cañonazo, Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo hacia la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé a los miles de rostros que la integraban: no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina Invisible que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar a sus millones de caras concretas y que no bien la conocieron, le dieron la espalda. Desde aquellas horas, me hice peronista".

  Raúl Scalibrini Ortiz recuerda:  "Venían con su traje de fajina porque acudían directamente desde sus fabricas y talleres... Eran rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con  las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe... Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad...Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda, o descendían de las Lomas de Zamora... Era el subsuelo de la patria sublevado".

  Llevaban carteles que decían:" Los que estén con Perón, que se vengan al montón" y gritaban"Piantate en la esquina, oligarca loco / que el pueblo no te quiere / y Perón tampoco".  Eran hombres descamisados, niños, mujeres que llevaban en brazos a chicos, todos con vestimentas que denotaban sus orígenes humildes, a la vista de los habitantes de la capital, esto fue lo que después llamaron "el aluvión zoológico" No comprendieron que ese era el pueblo, esos eran los trabajadores y sus familias que tuvieron que salir a defender a su líder, que hasta el momento, era el único que se había acordado de ellos. Si mojaron sus "patas en la fuente" y estos "los bien pensados" " los bien comidos" nunca lo entendieron y siempre los discriminaron. 

  Galasso nos cuenta como se vivía ese acto multitudinario en los que nunca lo entendieron o no lo quisieron entender, o mejor dicho, si lo entendieron y se dieron cuenta que no era bueno para ellos : "  Esa insólita irrupción de "los desconocidos" deja perpleja y, al mismo tiempo, aterrorizada a la clase alta. Blanca Luz Brum Testimonia:" Las barriadas peronistas hasta entonces no habían conocido el centro de la ciudad de Buenos Aires, las elegantes avenidas donde se aislaba la soberbia aristocracia vacuna, la cual, detrás de aquellos muros, se preguntaba aterrada: - Y estos grasa, ¿son también argentinos? ¿Donde estaban ? Nunca se habían visto antes... ¿De donde viene esta chusma? . "Recuerdo muy bien el llamado de mi tía Chichita - testimonia Magdalena Ruiz Guiñazú-. Vivía en la calle Lavalle, entre dos cines, muy cerca de la Plaza de Mayo, y pensaba que la iban a matar" . Años después, un joven periodista se preguntaba:"¿Cuantas veces en su historia tuvo miedo nuestra oligarquía?  Tal vez allá por el novecientos, cuando conmovían al país las primeras huelgas generales y el coronel Falcón caía despedazado por una bomba anarquista. Tal vez, 1919, cuando las calles de Buenos Aires recogieron la sangre de la Semana Trágica. Pero fue siempre un miedo confiado, que no minaba aun la sensación de seguridad en que vivía la vieja Argentina. La agitación social tiene sus límites, fijado por una industrialización aun incipiente y una clase obrera demasiado escasa para conmover los cimientos del país. Lo que ocurría era preocupante, pero no desbordaba las defensas policiales del sistema. Miedo de verdad era, en cambio, el que había sobrecogido a las casas patricias a aquel 17 de octubre. La ciudad había sido invadida y domada por muchedumbres más temibles que el rubio proletariado del Centenario. Y esta vez, misteriosamente, la policía estaba con ellas"(Pablo Giussani, en revista Extra, octubre de 1965) El lenguaje frío de las estadísticas comprueban ese miedo: la cantidad de suicidios producidos en la clase alta, en la ciudad de Buenos Aires, alcanza - entre 1936 y 1945 - un promedio de veinticinco por año, mientras que la cifra correspondiente a este años del 17 de octubre alcanza a treinta y siete, es decir, un 50% mayor. ¿Como  no habrían de estremecerse, entonces, los poetas exquisitos? "Usted no sabe lo que fue eso, horrible. Algo tremendo", opina Borges en una ocasión. Y en otra, comenta: " Yo estaba avergonzado e indignado. Eso es, indignado y avergonzado". "Era un sector numeroso del pueblo, el de los resentidos, el de los irrespetuosos - escribía Ezequiel Martínez Estrada -, individuos sin nobleza... turba... populacho horda ...recogida con minuciosidad del hurgador en los tachos de basura, residuos sociales...hez de nuestra sociedad.... chusma... pueblo miserable de descamisados y grasitas, desdichado pueblo que ha perdido el respeto.. Nuevo tipo étnico de cabecitas negras y peloduro".

  Pero el pueblo del 17 de octubre no estaba motivado por el odio, si no por la  liberación de su líder, no rompieron nada, ni una vidriera, no lastimaron a nadie. Su único pecado era ser pobre, no vestir como lo hacían lo de mayor estatus social, y mojar sus patas en la fuente, eso fue lo único que hicieron, empezar una revolución pacifica.

  Pasada la tarde, hubo intentos de calmar a las personas, intento hablar Avalos, lo sacaron a los gritos, intento mas tarde hablar Mercante, le empezaron a gritar" queremos a Perón, queremos a Perón" Colom director del diario La Época fue el ultimo en intentarlo, y se dieron cuenta que era imposible. Horas después, los parlantes anuncian, a la multitud, que el coronel Perón habla a las 23 hs. Perón es trasladado a la casa de gobierno y  se encuentra con Farrel, de esta manera lo relata el mismo: "Me dijo Farrell:- Bueno, Perón, ¿qué pasa?-. Yo le contesté:-Mi General, lo que hay que hacer es llamar a elecciones de una vez. ¿Que están esperando? Convocar a alecciones y que las fuerzas políticas se lancen a la lucha...-  Eso está listo. me contestó- y no va a haber problemas- Bueno, entonces me voy  a mi casa..! No, déjese de joder! - me dijo y me agarro de la mano- Esa gente esta exacerbada, nos van a quemar la Casa de Gobierno" 

  Como siempre pasa en todo acto multitudinario, no se sabe bien el numero de personas, algunos escatiman que habían trescientos mil, otros quinientos mil, y se habla de hasta un millón. Perón sale al balcón, ante esa multitud y lo primero que se le ocurre, es que canten el himno, mientras va pensando su discurso. La canción patria sonó, como nunca había sonado antes, cantada por sus hijos más postergados, esos que nunca les había  llegado la libertad. Porque libertad no es solo poder viajar por el extranjero, libertad es otra cosa, ellos antes de Perón tenían la libertad de morirse de hambre, de ser explotados, pero desde ese día, entendieron el verdadero significado de esa palabra.

  Perón si dirige a la multitud pronunciando, quizás, uno de sus mejores discursos de toda su vida:"! Trabajadores! Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino" la gente se vuelve loca de entusiasmos y estalla en gritos y después de unos minutos sigue hablando: "Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejercito. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la nación. Lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón y ponerme, al servicio integral del autentico pueblo argentino. Dejo, pues, el honroso y sagrado uniforme que me entrego la patria, para vestir la casaca de civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora en el trabajo la grandeza del país" los cantos hacen que pare nuevamente y continua:" Con esto doy mi abrazo final a esa institución que es el puntal de la patria, el mismo: el Ejercito. Y doy también el primer abrazo a esta maza inmensa que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la república: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo; esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la madre tierra, al que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria, el mismo que en esta histórica plaza, pidió frente al cabildo que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal porque no habrá perfidia, ni maldad humana, que pueda someter a esta masa grandiosa en sentimiento y en numero. Esta es la verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha a pie durante horas para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de respetar sus autentico derechos". Los trabajadores empiezan  gritar :" ¿Donde estuvo? Perón no puede darles esa respuesta porque comprometería al mismo Farrel y continua con su discurso: " Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación. Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo por el que yo sacrificaba mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien no lo traiciona. Por eso, señores,  quiero en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclado en esta masa sudorosa, estrechar profundamente a todos contra mi corazón, como lo podría hacer con mi madre. Desde esta hora, que será histórica para la república, que sea el coronel Perón el vinculo de unión que haga indestructible la hermandad entre el pueblo, el ejercito y la policía, que sea esta unión eterna e infinita para que este pueblo crezca en esa unidad espiritual de las verdaderas y autenticas fuerzas de la nacionalidad y del orden, que esa unidad sea indestructible e infinita para que nuestro pueblo no solamente posea la felicidad, sino también para defenderla dignamente. Esa unidad la sentimos los verdaderos patriotas, porque amar a la patria no es amar a sus campos y a sus casas, sino amar a nuestros hermanos. Esa unidad, base de toda felicidad futura, ha de fundarse en un estrato formidable de este pueblo, que al mostrarse hoy en esta plaza, en numero que pasa el medio millón, está indicando al mundo su grandeza espiritual y material" nuevamente le preguntan donde estuvo y el responde:" Preguntan ustedes donde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes..No quiero terminar sin enviar un recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones en todas las extensiones de la patria. A ellos, que representan el dolor de la tierra, vaya nuestro cariño, nuestro recuerdo y nuestra promesa de que en el futuro hemos de trabajar a sol y a sombra para que sean menos desgraciados y puedan disfrutar mejor de la vida. Y ahora, como siempre, de vuestro  secretario de trabajo y previsión que fue y que seguirá luchando a vuestro lado por ver coronada la obra que es la ambición de mi vida, la expresión de mi anhelo de que todos los trabajadores sean un poquito más felices"....... "Trabajadores: únanse; sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos".......... El discurso sigue un rato s y se despide de su pueblo.

  Esta muestra de lealtad, del pueblo trabajador, hacia su líder, es lo que festejamos los peronistas. Un peronista que traiciona deja de ser peronista, y hoy los peronistas le debemos lealtad a este proyecto nacional y popular, porque es el renace, de los ideales del 17 de octubre.